Visto el documental Behind The Curve de Netflix sobre los terraplanistas estadounidenses que se han convertido en gurús para muchos, he de reconocer que ha sido tristemente divertido, aunque esta estafa cada vez gana más adeptos y, cuando piensas en el aumento del número de creyentes de este movimiento, se te borra rápidamente hasta la más maléfica de las sonrisas.
Las estrellas terraplanistas
En español, la traducción del título (“Tan plana como un encefalograma”) ha sido mucho menos políticamente correcta y ya da a entender lo que se va a ver: la mofa de un grupo de terraplanistas que aprovechan el auge de la ignorancia, por un lado, y el aumento de la incertidumbre a nivel social, por otro, para enriquecerse a costa de una creencia irracional.
El nivel de ridículo al que llegan estos líderes del movimiento es tal que por momentos todo parece un ‘Celebrities’ de aquellos tan hilarantes que hacía Muchachada Nui. Y es que Mark Sargent llega a inspirar hasta ternura de lo inocente que puede ser.
Porque para este youtuber que vive con su madre en el estado de Washington que desde un punto cercano a su casa se pueda divisar la ciudad de Seattle es una prueba irrefutable de que la tierra es plana: “A la ciencia le está costando enfrentarse a nosotros. […] La razón por la que le estamos ganando a la ciencia es que la ciencia nos saca las matemáticas, pero nosotros le decimos ‘Oye, eso es Seattle’ […] Eso es. Punto. Una imagen vale más que mil palabras”.
Y ya está. Con eso, este tipo delirante, cuyo patetismo personal se retrata de manera hasta cruel a lo largo de todo el filme, ha conseguido más seguidores que muchos científicos de primer orden.
Lo mismo le sucede a su amiga, la excéntrica Patricia Steere, creadora del podcast “Flat Earth and Other Hot Potatoes” (La tierra plana y otras papas calientes), que, inconsciente de sus propias contradicciones, narra a la cámara que ella es una “luchadora por la verdad” y que hay conspiranoicos que lanzan teorías sobre ella en las que se dicen graves mentiras, desde que es una infiltrada del gobierno hasta que es trans.
Los terraplanistas científicos
Mención aparte merecen los terraplanistas del canal de Youtube Globebusters, cuyo objetivo es comprobar mediante experimentos las teorías de la conspiración. En este caso, se gastan la friolera de 20.000 dólares en comprar un giroscopio láser de anillo para hacer una medición.
El expiloto Bob Knodel, miembro del canal, realiza un primer experimento cuyos resultados arrojan lo contrario a lo esperado por ellos, pero, lejos de aceptarlos, los rechazan y vuelven a la carga con otra investigación de campo con la que se cierra el documental, para risas del público y tremenda tristeza por parte del investigador.
Una estafa muy jugosa
Pero, aunque el documental se asemeja mucho a un freak show que recuerda a aquel programa de bullying que hacía en su día Javier Cárdenas y uno siente la tendencia a compadecerse de los personajes, no hay que olvidar que en este caso están haciendo su agosto a costa de la ignorancia de miles de personas en todo el mundo.
Porque la estafa de los terraplanistas mueve muchas visitas de YouTube que se monetizan, y genera un merchandising muy diverso, que va desde libros y producciones audiovisuales hasta pegatinas, camisetas, mobiliario, etc.
Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido ver que todo esto es relativamente nuevo y que hasta hace unos años apenas eran cuatro los que hablaban de ello, pero de un tiempo a esta parte están creciendo hasta el punto de haber llegado a celebrar un “congreso internacional” a 200 dólares la entrada.
En España este movimiento, afortunadamente, es mucho más minoritario que en Estados Unidos, pero cada vez es menos raro encontrar terraplanistas en foros de Facebook.
Aquí queda la cuestión fundamental que, sin embargo, Behind The Curve no plantea: ¿qué se puede hacer contra las pseudociencias? ¿Cómo sacar a un terraplanista de sus ideas?
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