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Concluida ya 13 Reasons Why, una de las series adolescentes con mayor audiencia de Netflix, podemos señalar que sus dos últimas temporadas, y en especial la final, han sido un cúmulo de excesos e inverosimilitudes que incluso han impedido que se cumplan las expectativas de suspense.

Excesos de tramas y muertes

A este reducido grupo de adolescentes del Liberty High School que protagoniza la serie le ocurren demasiadas cosas, incluso para ser Estados Unidos, el país distópico donde una gran cantidad de centros escolares han sufrido tiroteos y niveles de violencia extremos.

Violaciones, suicidios, drogas, homicidios, cárcel, VIH… son demasiados problemas para una sola pandilla de ocho chavales y chavalas. Muchas de las tramas se han metido con calzador por el empeño en continuar la exitosa producción cuando esta podría haber terminado perfectamente en su segunda entrega.

Excesos de problemas

Sí, Clay, los guionistas se han pasado presionando a los personajes de esta serie. Afortunadamente la vida, aunque es muy dura, no suele concentar tantísimas desgracias.

Una de estas historias irrelevantes ha sido la del simulacro de tiroteo con disparos de balas de salva y sin avisar a los profesores. Sin duda dio mucho pie a cuadros de ansiedad, confesiones y escenas que generaban mucho drama, pero es complicado creer que en un centro donde están teniendo que enfrentar tantísimas desgracias vayan a poner a estudiantes y, sobre todo, a docentes en esta situación.

La estafa del VIH

Uno de los mayores excesos de los guionistas, en una opinión que comparten conmigo un montón de críticos y, además, expertos en VIH/Sida ha sido la muerte final de Justin Foley, en menos de diez días, por una neumonía complicada por un sida que nadie le había visto.

Sida estafa de Justin

La justificación de este último episodio flojea y hace que afloren críticas desde diversos sectores sociales, lógicamente decepcionados por este tratamiento tan anticuado de esta enfermedad.

Afortunadamente la investigación y el tratamiento de este virus está tan avanzada que estas escenas rocambolescas que se mostraron en un excesivamente largo último episodio son cosa del pasado. A un adolescente como él, heroinómano y que ha vivido y se ha prostituido en las calles, al ser adoptado por esa familia de clase media se le habrían hecho unas pruebas y se le habría puesto un tratamiento. Y aunque no se le hubiese puesto, habría tardado como mínimo una década en desarrollar la enfermedad.

Estafa con la muerte de Justin Foley

Toda la moralina generada con el último episodio sobraba, pero por alguna razón que no comprendemos, guionistas y productores sintieron la necesidad de este exceso de metraje.

Pero los creadores de 13 Reasons Why vieron necesaria esta estafa a los fans para moralizar sobre las irresponsabilidades de Foley, personaje al que la vida no le podía ir bien después de todos sus excesos vitales. Había que castigarlo.

Estafa del último episodio

El último episodio, además de excesivamente largo y repetitivo, se convierte así en una estafa a los fans.

Un drama completamente innecesario teniendo en cuenta que a lo largo de las cuatro temporadas habían fallecido por diversas y terribles circunstancias otros cuatro alumnos de la misma promoción. Pero no pudieron resistirse a hacer un último episodio lacrimógeno, destinado quizá más al público adolescente que a los adultos que, ilusos de nosotros, nos enganchamos a la serie.

Los excesos positivos

Pero no todo ha sido tan negativo en estas dos últimas temporadas de 13 Reasons Why. La deriva autoritaria de padres y equipo directivo del centro, que ya no saben cómo abordar todos los problemas y los secretos que tienen sus hijos, sirve para poner sobre la mesa el debate sobre la vigilancia y el control de los menores y cuáles son sus límites.

Opresión a los menores

Hay que reconocer que Clay tiene algunas frases antológicas en esta temporada.

En este sentido, un tema principal de esta temporada ha sido la opresión que el sistema educativo ejerce sobre los jóvenes y cómo esta puede llegar a influirles hasta conseguir que se desestabilicen mental y psicológicamente o lograr el efecto Pigmalión, es decir, que terminen comportándose como se espera de ellos. Si se cree que son unos criminales, terminarán siéndolo.

Control y espionaje a los menores

Cuando presionas hacia a un lado a un adolescente, probablemente salte por el otro.

Otra cuestión muy interesante es el racismo. Las escenas en las que se ve cómo policías y vigilantes de seguridad discriminan y tratan con violencia a los estudiantes latinos reflejan una realidad social estadounidense que todos hemos podido comprobar en las noticias internacionales.

Asimismo, me ha gustado que hayan incluido escenas cotidianas de relaciones homosexuales, contribuyendo a normalizarlas entre los más jóvenes.

Relaciones homosexuales

El baile de graduación es el elemento adolescente más ñoño que puede haber en una serie de estas características, pero tengo que reconocer que me ha hecho ilusión que los reyes del mismo hayan sido una pareja de chicos.

Supongo que para los que estamos ya creciditos será una serie que pase sin pena ni gloria, pero espero que para los más jóvenes sirva para ser más tolerantes y no dejarse llevar por los prejuicios.

Como bonus track (nunca mejor dicho) para los seguidores que no hayan indagado mucho en los actores de 13 Reasons Why, una canción de Wallows, el grupo de Dylan Minnette, el actor que encarna a Clay.

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