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La última temporada de The Good Fight (CBS) ha sido una explosión de drama, tensión y emoción, en la que Diane Lockhart se ha visto envuelta en la amenaza de una conspiración que atenta contra la libertad de los estadounidenses, una seria advertencia de lo que podría ocurrir en la realidad.

Además de los desafiantes casos que ha asumido el bufete, entre los que se tratan temas reales como el tráfico de órganos o la intromisión de las tecnológicas (sector que es protagonista de los juicios de la serie desde el principio), Lockhart observa cómo la corrupción y las fallas políticas y culturales se están solidificando en la sociedad estadounidense.

Las luchas de Diane apuntan, además, a que lo personal es lo político, tanto por su esposo republicano amante de las armas como por sus colegas que cuestionan cada vez más cómo un bufete de abogados afroamericano puede tener a una mujer blanca como una de sus socias designadas.

The Good Fight tenía la intención de ser una renovación: en el piloto, una estafa de inversión al estilo de Madoff hace estallar los planes de Diane de retirarse a una villa en el sur de Francia. Pero el cambio de política de los Estados Unidos le dio a la serie un nuevo propósito, enfocándolo en una era de troleo político, corrupción, persecución de los opositores y violencia inusitadas.

La temporada final se desarrolla con el ruido de fondo de sirenas, cánticos y explosiones que sacuden las ventanas del piso al techo de la empresa. Una protesta interminable cuyo origen ni pretensiones ya ni se saben se ha asentado en las calles de Chicago mientras los grupos de supremacistas blancos intentan provocar un Armagedón racial.

Mientras en el lujoso edificio del bufete se acomodan las extravagancias de Ri’Chard y se producen luchas intestinas entre él y Liz Reddick, caen manifestantes de los tejados, estallan bombas, se pintan amenazas en los ascensores, se crean grupos antifascistas clandestinos…

Todo arde alrededor, pero los personajes intentan, uno a uno, asegurarse su futuro y que lo que hay fuera no les afecte. ¿Os suena de algo ese individualismo atroz?

The Good Fight es un entretenimiento estimulante, pero cada vez más una lúgubre advertencia de lo que podría llegar a ser “la tierra de la libertad”.

Diane intenta sobrevivir bajo los efectos de una droga terapéutica que la ayuda a no ver la oscura realidad que tiene ante ella

Diane intenta sobrevivir bajo los efectos de una droga terapéutica que la ayuda a no ver la oscura realidad que tiene ante ella

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