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Para quienes hemos leído “País Nómada: Supervivientes del S.XXI”, el libro de la periodista estadounidense Jessica Bruder que inspira a la oscarizada Nomadland (Chloé Zhao), su adaptación al cine ha sido poco menos que una estafa y, sin duda, una romantización de la pobreza que tan crudamente mostraba Bruder.

El libro que la inspira

Y es que País Nómada es la historia de los temporeros que malviven en Estados Unidos en los campos de remolacha de Dakota del Norte, el programa CamperForce de Amazon en Texas o los campamentos de National Forest de California. Una legión de trabajadores sin casa que no han elegido la vida nómada, sino que se ven abocados a estos duros trabajos en condiciones de precariedad extrema.

La adaptación de País Nómada es una estafa

País Nómada. Supervivientes del Siglo XXI es un libro de lectura obligada, con mayor razón si has visto la película.

Jessica Bruder se pasó tres años con supervivientes viajando por todo Estados Unidos con personas que perdieron sus trabajos y sus casas tras la crisis de 2008 y constituyen una auténtica legión retratando las condiciones extremas y también su capacidad de recuperación, su resiliencia, su dignidad y su sentido del humor.

Romantización en Nomadland

Es cierto que Nomadland sí recoge los retratos generosos y positivos de estas personas, pero se echan de menos, y mucho, los dramas de estos desplazados y explotados que protagonizan el libro y que en el filme quedan en un papel secundario.

La película omite deliberadamente las duras críticas a Amazon, de la que Bruder habla en estos términos “A medida que trabajadores como David [Roderick] me iban contando su caso, empecé a ver progresivamente los campamentos de Amazon como un microcosmos de una catástrofe nacional”, y edulcora (e incluso omite) vergonzosamente pasajes como aquellos en los que se narra cómo los ancianos deben realizar trabajos en los que ponen en riesgo su vida por salarios que son una miseria.

Frances McDormand

Frances McDormand, como siempre que aparece en una película o serie, lo borda. Es una lástima que no se haya aprovechado todo el material que ofrecía el libro para profundizar más en el contexto.

Sí es cierto que hay personas que eligen vivir en un automóvil en lugar de una casa, pero son una pequeña minoría de las personas sin hogar que hay en Estados Unidos. La película trata de conectar a las personas sin hogar por elección con las que no tienen otro remedio y el resultado ha sido un tanto ofensivo para muchas personas, que la sienten como una estafa.

Hay momentos de la película que capturan pequeños fragmentos de cómo es la vida sin casa, pero parece que el deseo de romantización de ese estilo de vida como algo exclusivamente estadounidense ha hecho que la película pase por alto los peores aspectos.

Porque, como señala WMagazín, la revista literaria fundada y dirigida por el periodista Winston Manrique Sabogal, “Nadie pide herederos de Ken Loach, pero sí no maquillar situaciones delicadas e importantes a las que han sido empujadas millares de personas en todo el mundo”.

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