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Después de todos los buenos momentos que me ha proporcionado The Man in the High Castle puede resultar ingrato por mi parte quejarme de los minutos finales de la serie, pero soy de esos seriéfilos a los que les fastidia mucho que una buena producción termine de mala manera, o con imprevistos que parecen pegotes más que resolución de tramas.

Hace un tiempo ya dediqué un post a esos finales estafa de las series que, tras tenerte años enganchado, desilusionan en la última temporada, en el episodio final o, como The Man in the High Castle, en los últimos cinco minutos.

Cuidado, que vienen SPOILERS.

Acontecimientos verosímiles vs minutos sobrantes

Tras una temporada final frenética en la que los personajes femeninos habían cobrado una fuerza extraordinaria y los acontecimientos políticos se sucedían de manera lógica y verosímil, sin ninguna estridencia, nos encontramos con un cierre un tanto innecesario.

Un accidente ferroviario provocado por la resistencia con la ayuda de Helen Smith, que no soporta en lo que se ha convertido con tal de sobrevivir en el régimen nazi, termina con su vida y deja a John Smith completamente devastado.

Este intenta huir por los bosques hasta que se da cuenta de que no llegará muy lejos, y de que tampoco es algo que desee, pues las palabras de su mujer recriminándole todos los crímenes que han cometido resuenan en su interior.

Igual que hiciera Hitler en su búnker, John Smith se dispara a sí mismo antes de que lo mate el enemigo. A partir de ahí, su subordinado directo, que ya había anunciado previamente su deseo de liberar Norteamérica de las garras del Reich, detiene el ataque contra los comunistas que habían tomado San Francisco.

Todo correcto. Ese podría haber sido un final estupendo para unas cuatro temporadas de scifi de grandísima calidad en la que todo tenía un sentido, pero no fue así y la feliz idea de añadir más minutos al metraje para algunos ha resultado una maravilla, pero para otros, entre los que me incluyo, suena más a estafa.

Final estafa

Momento que nunca debería haber tenido lugar, en mi humilde opinión.

¿Quiénes vienen?

Y es que, sin que hubiese habido aviso previo de que un montón de gente estuviese pensando venir al mundo donde el horror se ha impuesto por sistema, a través del portal construido por los nazis para viajar entre universos aparecen centenares de personas paseando como quien ha salido a ver escaparates por la Milla de Oro.

¿Quién es esta gente?

¿Quién es esta gente?

No sabemos quiénes son ni qué quieren. ¿Son las almas de los muertos en este universo? No parece verosímil, pues la muerte se muestra irreversible en todo momento.

¿Son viajeros que han estado preparando los acontecimientos que han desencadenado la caída del imperio japonés en San Francisco o la de Himler? Se tendrían que haber visto detalles que nos hubiesen indicado su presencia anteriormente.

¿Si se trataba de algo que había preparado Frank Frink con sus dibujos, pues de repente aparece uno en la pared, no deberían haber explicado algo más?

¿Será un cliffhanger de Amazon para anunciarnos una nueva serie de scifi que sea secuela o precuela de The Man in the High Castle? A estas alturas, ya tendrían que haberse pronunciado al respecto.

Como todas las posibles dudas se resuelven por sí solas sin que den lugar a nuevas tramas, la navaja de ockham me lleva a pensar que se trata del típico final puesto ahí para dar suspense o alargar el metraje de manera innecesaria, y eso es algo imperdonable en una serie de la factura de The Man in the High Castle.

Así que, a pesar de las buenas horas que me ha dado y de que, sin duda, la volveré a ver en el futuro, siento que debo mostrar mi desacuerdo para que estas cosas no pasen. No más finales Lost en nuestras series.

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