Sé que no llevamos más que un episodio de la última entrega de Game of Thrones y ojalá me precipite con esto que voy a decir y tenga que escribir otro post para resarcirme, pero pienso que la espera no ha merecido la pena y que nos encontramos ante otra estafa de los guionistas que, sin la guía de George R.R. Martin, está convirtiéndose en un culebrón, sin más.
Espera decepcionante
Ya apunté anteriormente esta impresión que me producía la serie durante la temporada pasada, pero, como buen fan que he sido y que en cierto modo sigo siendo de una producción que me ha tenido en vilo y me ha hecho pasar muy buenos momentos, guardaba la esperanza de que tanta espera mereciera la pena. Nada más lejos de la realidad.
A partir de aquí, destripo el episodio, así que, si no lo has visto y tienes algún tipo de ilusión que no quieres que nadie te chafe, NO SIGAS LEYENDO.
Diálogos absurdos y facilones
Si algo gustaba de Juego de Tronos desde el comienzo eran los diálogos y la tensión dialéctica que había entre los personajes. Meñique, Tyrion, Varys, Cersei, Daenerys Targaryen… todos ellos compartían escenas en las que las palabras parecían cuchillos.
Toda esa tirantez magistral se fue por la borda hace dos temporadas, pero en esta son especialmente llamativas las conversaciones burdas y con lugares comunes, traídos, incluso, de los chistes y el humor más grosero y ordinario.
El guion está tan falto de mimo que ha caído en los estereotipos de género más absurdos, haciendo que Sansa y Daenerys tengan escenas de miraditas ridículas, soberbia y enganchadas de telenovela más que de una serie del calado de Juego de Tronos.
Los tópicos machistas se encuentran también en la relación entre Jon Snow y Daenerys, con diálogos que parecen sacados del curso de ligar de algún youtuber simplón.
Personajes caricaturizados
La serie ha perdido tanto que hasta los personajes más serios, como el de Jon Snow, aparecen retratados de la manera más indigna posible. Y que sí, que el “you know nothing, Jon Snow” ya apuntaba maneras sobre lo tontín que puede llegar a ser el chaval, pero el paseo que se da con Daenerys en dragón lo deja a la altura del betún.
Hasta a la magnífica Cersei le han endosado un rollete ordinario y con pinta de sucio con el que mantiene diálogos simplones que no sé cómo pretenden que nos creamos que le gustan. A nuestra Cersei, la de las otras temporadas, no le gustaría esto.
Así que, si el resto de la temporada va a ser como este primer episodio, aquí uno que va a estar tomándosela en plan comedia más que con la seriedad que le hubiera gustado. Sí, no voy a dejar de verla, pero tampoco de señalar lo evidente. Esperemos “que se mejore”.
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