Una temporada más, aunque parezca mentira, aquí estamos, intentando comprender qué se pasa por la mente de los guionistas de The Walking Dead (AMC), y del propio escritor del cómic, para seguir con esta más que cuestionable continuación de la serie, que ya ha perdido cualquier tipo de rumbo y parece irrecuperable.
Si hace unos cuantos posts os hablaba de que The Walking Dead se había convertido en una estafa de dimensiones épicas, en esta novena temporada podemos afirmar sin estar equivocados que los espectadores somos una especie de cobayas con las que se ceban, a ver cuánto somos capaces de aguantar.
Y sí, quizá la culpa la tengamos nosotros, que seamos un pelín masoquistas o demasiado débiles como para plantarnos y rechazar semejante fraude, pero, ¿dónde está el amor propio de los creadores de una producción audiovisual? ¿No se quieren ni un poquito como para darle un cierre a esto?
¿Cómo es posible que se planteen y prometan “diez años más” de esto?
La continuación sin Rick
Voy a hacer muchos spoilers porque en este punto respeto tan poco a la serie como sus propios creadores y pienso que nadie que lea esto y pretenda ver The Walking Dead se puede sentir estafado por lo que yo diga. Al contrario, si esto que digo le hace no ver la serie, habré hecho una buena acción.
Como muchos ya sabréis, Andrew Lincoln (Rick Grimes), ha abandonado el barco por su propio pie, como ya hizo Cliff Curtis (Travis Manawa) en su serie hermana, Fear the Walking Dead. ¿Y cómo han hecho su salida? De la peor y más vergonzosa de las maneras, con un episodio ridículo e inverosímil en el que Rick, herido de muerte tras haberse clavado en una barra de metal oxidado y haberse levantado en volandas para sacarla (¡ni Chuck Norris, oigan!), dirige a una horda de zombis hacia el río para salvar a sus amigos.
Tras encontrarse en sus delirios con varios personajes que habían fallecido ya en la serie (Sasha, Hershel, a cuyo actor le dio tiempo a grabar este pequeño y absurdo cameo antes de fallecer, o Shane, que por lo menos tuvo un toque de humor negro), Rick hace explotar el puente y, mientras sus familiares y amigos lo dan muerto, es recogido por Jadis (Pollyanna McIntosh) y subido a un misterioso helicóptero que promete ser otra estafa, perdón, giro en la continuación de la trama.
Que por no ser dignos ni siquiera han sido capaces de matar a Rick con sus propias manitas de plumilla, sino que dejan en el aire, nunca mejor dicho, su personaje para volver a la carga cuando a Andrew Lincoln le apetezca (que parece que va a ser en forma de tres películas posteriores).
La continuación sin Maggie
Y si que se vaya Rick porque ya no le interesa más The Walking Dead os parece poco para ver en qué punto se encuentra la serie y pensar que quizá sus creadores deberían valorar la no continuación, ahora llega la traca final, y es que Lauren Cohan, la actriz que interpreta a Maggie, ha dejado la serie porque… tachán, tachán, cobraba menos que sus compañeros del mismo rango solo por ser mujer. ¡Qué bonito, eh!
Y pidió el aumento, cosa que, por cierto, le ofrecieron a Norman Reedus (Daryl), otro hombre, pero parece ser que prefirieron dejarla marchar. Ante las continuas críticas de los fans, y supongo que viendo que la mala solución que han dado al asunto en la trama, diciendo que Maggie se ha ido con su hijo por algo misterioso, han emitido un comunicado diciendo que quieren mucho a la actriz y esperan volver a contar con ella en el programa.
Llegados a este punto yo ya me imagino a los guionistas fumando marihuana y riéndose de la siguiente atrocidad de guion que vayan a cometer.
Todavía me quedan por contar más cosas risibles de The Walking Dead, como el supuesto lapsus de tiempo que han querido hacer pasar en la serie y que han intentado solventar cambiando un par de peinados, pero las dejo para otro post.
En los próximos días me pondré con su spin-off, Fear the Walking Dead, que la dejé en el final de la anterior temporada con un final más que risible en el que los protagonistas parecían salvarse del rompimiento de una presa…
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