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Hoy necesito hablar de mi decepción con Altered Carbon. Después de mucho esperarla, de tanta publicidad y tanto bombo que hemos visto en todas partes, empezando por las marquesinas de las paradas de autobús y los espacios publicitarios del Metro, no puedo estar más triste y sentirme en cierta manera estafado con lo que ha terminado siendo.

No he querido decir nada hasta terminar la serie porque los primeros episodios prometían tanto que temía hablar demasiado deprisa, como me sucedió con This is us (de cuyo final escribiré otro post). Y no podía haberlo hecho mejor.

Os aviso que a partir de aquí comienzan los spoilers.

Alerta Spoiler: no leas a partir de aquí si quieres ver la serie

Altered Carbon, la promesa

Altered Carbon comenzó siendo un planteamiento original con una producción excelente en la que se veían 3D, buenos actores y se atisbaba una historia de scifi hard que podría haber igualado a Battlestar Galactica.

La historia, basada en la novela del mismo nombre de Richard K. Morgan, se ambienta en un tiempo futuro en el que la humanidad ha dado un salto cualitativo y, gracias a tecnología que se atisba como alienígena y que uno espera que vayan a narrar en algún momento, ha conseguido codificar la conciencia humana en unos dispositivos llamados “pilas” que se insertan en carcasas renovables, el futuro de los cuerpos.

Los humanos, por lo tanto, ya no mueren, sino que se enfundan una y otra vez en envoltorios de distintas calidades, siempre en función de sus posibilidades económicas, porque las desigualdades sociales no solo no han terminado, sino que se han agravado ad infinitum.

Tanto es así que existen los llamados “mats” (abreviatura de Matusalén), que tienen cientos de años de vida y viven en el Aerium, estructuras masivas sobre las nubes donde ubican sus mansiones.

El espacio Aerium por encima de las nubes es donde los corruptos mats ubican sus mansiones de lujo.
Mansiones de los corruptos mats.

Los mats están al nivel de los dioses para quien no tiene posibilidad de colarse en un estuche y tiene que experimentar la “muerte real”. Y, como no podría ser de otro modo, son seres corruptos que toman cuanto ven y tienen tentaciones como asesinar a jóvenes sabiéndose impunes, pues compran a la policía, cuyos mandos han caído también en la corrupción y se dejan sobornar.

En este contexto extraño se encuentran también manifestaciones religiosas reconocidas cuyos creyentes rechazan la inmortalidad y piden que su pila no se introduzca en ninguna carcasa, incluso aunque hayan sido asesinados y sea imprescindible para investigar y conocer los hechos.

La historia de los Enviados

En un pasado ubicado hace 250 años, fecha en la que se codifican las conciencias humanas, se enmarca la trama de los Enviados, grupo insurrecto que se oponía a las desigualdades sociales y a la inmortalidad humana.

En él participaba Takeshi Kovacs, el protagonista de Altered Carbon, junto a su hermana y a la mujer que amaba, la líder del grupo denominado terrorista por el Protectorado (macrogobierno).

Los Enviados viven en una especie de paraíso que a mí personalmente me recuerda al bosque de Pandora en Avatar y comparten formas cercanas y espíritu fraternal, pero son eliminados por el Protectorado por una traición que se descubrirá más tarde y que es el inicio del declive de la serie.

Los árboles mágicos de Altered Carbon recuerdan a la película Pandora.

Como resultado de este genocidio Kovacs es congelado por 250 años hasta que Laurens Bancroft, uno de los mats más corruptos, lo despierta para que le ayude a solucionar su propio asesinato.

Altered Carbon, decadencia y descenso

Con una ambientación tan prometedora y una puesta en escena tan lograda era difícil que todo fuese a desbaratarse, pero lo hizo, dejando un regusto a tristeza y estafa.

Altered Carbon ha sufrido una pérdida de calidad en los últimos episodios solamente comparable a los thrillers europeos, que no son capaces de terminar decentemente un buen planteamiento.

Como he dicho más arriba, el comienzo del fin se da cuando reaparece la hermana de Kovacs, que se suponía muerta hace 250 años, y comienzan a narrar su historia. Reileen Kawahara, que así se hace llamar, es un personaje villano de las películas de James Bond, sin apenas aristas, algo completamente anacrónico en pleno siglo XXI.

Sus diálogos están innecesariamente recargados y son tan facilones que provocan sonrojo. Su trama, además, es tan retorcida que pierde toda verosimilitud porque sí, amigos, (espero que de verdad hayáis hecho caso al letrero de SPOILER de más arriba), no tiene sentido que urdiera todo el plan de asesinar a Bancroft solo para que liberaran a su hermano.

Reileen es una villana corrupta como tantas otras de series mediocres.

Rei es un personaje histriónico que afirma amar tanto a Kovacs, su hermano, que hasta lo intenta seducir sexualmente, lo que añade más minutos de vergüenza ajena a Altered Carbon.

Y así es como lo que podría haber sido la gran exploración de un universo distópico muy interesante termina convertida en una historia pequeña de celos, rencor y amor psicópata como otras tantas que ya hemos visto anteriormente.

Como se dice por ahí, para este viaje no hacían falta tantas alforjas.

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