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He tardado en escribir este post porque quería pensar y repensar el significado que This is Us (NBC), una serie aparentemente pequeña y contra la que he escrito algunas veces acusándola de estafa, ha tenido en la vida de los espectadores, y también en el mundo de la televisión.

This is Us es de las pocas producciones en las que el amor, los lazos familiares y los problemas se cuentan sin estridencias, poniendo por delante los valores que tenemos la gran mayoría de la población. Es una serie sobre la vida normal con la que, a pesar de tener una premisa un tanto inverosímil como es la adopción para completar los trillizos tras el fallecimiento de uno de ellos en el parto, todos podemos identificarnos.

La vida de Rebecca, de Jack, de Miguel… las de los tres trillizos, the Big Three, ha pasado ante nuestros ojos haciéndonos reír y llorar como la nuestra propia.

Desde Six Feet Under, y con la salvedad de Better Things, sobre la que escribiré otro post, no se habían vuelto a escribir guiones sobre vicisitudes familiares sin que estuvieran implicadas drogas, corrupción, asesinatos y otras cuestiones truculentas.

Ahora que nos han dejado con la trama bien cerrada y un buen a la par que triste sabor de boca por haber presenciado ese futuro en el que Kate, Kevin y Randall se quedan completamente huérfanos, nos queda pedir a los guionistas, productores y directores que extraigan sus propias conclusiones y nos deleiten con alguna otra gran serie pequeña como esta.

Yo he empezado a verla de nuevo desde el primer episodio con el peque de la casa, y eso me está haciendo ver todavía más su grandeza. Ya no recordaba que Maggie, Toby, William… aparecían en el episodio piloto, y saber cómo van a terminar todas las historias y que no ha habido ninguna incoherencia en su desarrollo me hace comenzarla sin el escepticismo con que lo hice la primera vez, sin prejuicios, y dispuesto a disfrutarla como la vida misma.

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