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Hace unos días escribía un post con una retrospectiva sobre Oz, una de las series más duras y pesimistas que he visto nunca, y eso me ha llevado de manera directa a acordarme de la trepidante y no más optimista The Shield, en la que una división policial corrupta se va desintegrando a medida que sus crímenes se van recrudeciendo.

Corrupción policial

El imaginario distrito de Farmington (“la granja” en inglés), una zona de Los Ángeles en la que hay vergonzosas tasas de delincuencia y marginalidad es el lugar de trabajo del Equipo de Asalto liderado por el detective Vic Mackey y sus colegas también detectives Shane Vendreell, Ronald Everett Gardocki (Ronnie) y Curtis Lemanksy (Lem).

Es importante señalar en este punto que la Policía de Los Ángeles no quería guardar ninguna relación con la serie, dado el carácter más que controvertido de su trama y personajes, y por eso se inventaron el distrito (aunque se supone que está inspirado en Rampart) y los escudos que lucen en sus uniformes son distintos y están ubicados en otro lugar.

Presionados por sus superiores, movidos a su vez por ambiciones políticas, especialmente en el caso del Capitán David Aceveda, al que veremos convertirse en concejal, estos policías comienzan a cometer actos de corrupción como extorsiones, robo y asesinatos.

Como suele pasar en estos casos, o así nos lo presenta siempre la ficción, estas tácticas no van a menos y terminan convirtiéndose en su modus operandi, de manera que los peores y más temidos delincuentes de la zona son ellos.

 Acción trepidante

Desde el primer minuto en que comienza The Shield se inicia una carrera desbocada que parece no terminar nunca. Son un total de siete temporadas, a cada cual más trepidante.

La tortura, la extorsión, el robo, las persecuciones y todos los métodos que emplea el Equipo de Asalto para conseguir sus fines alcanzan cotas inimaginables de tensión y llevan al espectador a momentos de verdadera angustia.

Hace unos cinco años que la vi y todavía recuerdo algunas escenas impactantes, como en la que Lem intenta quemar el dinero marcado que han robado y con el que no saben qué hacer.

Vic Mackey comienza siendo un corrupto divertido y termina como un auténtico sociópata.

Punto de no retorno

Su propia degradación va rompiendo, además, la amistad que tienen entre ellos, que en realidad nunca ha sido tal, pues en el transcurso de la historia se va perfilando un Vic Mackey que evoluciona de amigo que saca de líos a los demás a sociópata despiadado.

Esta ruptura en sus relaciones personales va incrementando la tensión hasta llegar a auténticas tragedias como sucede con Lem o, peor aún, con Shane Vendrell, que por su escasa inteligencia y elevado nivel de impulsividad pone en peligro en varias ocasiones al grupo, aunque nada de eso justifica el violentísimo final que le dio el cada vez más degenerado Vic Mackey.

Mackey desciende al infierno y sabe que no tiene ninguna capacidad de retorno, pero le da igual con tal de salir airoso. Asesina a sus compañeros y termina delatando al más honesto de los cuatro a cambio de una impunidad que deja la misma sensación de vacío y desesperanza que Oz, aunque en otro contexto.

The Shield es una de esas series altísimamente recomendables, como The Wire o Treme en las que el sistema es el protagonista, por encima, incluso, de los caracteres principales. Un sistema corrupto en el que no tienen cabida ‘los buenos’.

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