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Tras una temporada un tanto floja en la que han sucedido muchas cosas, pero sin la trascendencia y genialidad que en anteriores entregas (no sabemos si es porque los textos de George R.R. Martin no están ya detrás), los dos últimos episodios han conseguido recuperar la épica y tenernos a todos los admiradores pegados al sillón, dando gritos de sorpresa y horror, lo que verdaderamente nos gusta y nos engancha de Game of Thrones.

A partir de aquí, ya sabéis, SPOILERS del tamaño del Muro.

Alerta, spoilers del tamaño del Muro

Game of Thrones: ¿feminista?

Hay toda una polémica en la que distintos bandos argumentan, con razón, que Game of Thrones se puede ver, bien como una serie machista en la que las mujeres sufren por el mero hecho de serlo, bien como todo lo contrario, un drama en el que se representa el sistema patriarcal que oprime a las mujeres, pero del que estas saben cómo despojarse para posteriormente empoderarse.

Mi humilde opinión es que en estos dos últimos episodios se ha visto que la segunda hipótesis tiene más consistencia y que en Game of Thrones las mujeres son las que realmente demuestran tener la inteligencia y la capacidad estratégica para salir victoriosas contra unos hombres impulsivos, irreflexivos y bastante volubles.

Si Daenerys Targaryen nos había sorprendido ya a mitad de temporada quemando viva a la plana mayor del patriarcado Dothraki y liberando así a las viudas de los Khals, confinadas a vivir una vida ermitaña y apartada de la sociedad como todavía sucede en muchos lugares de India (excelente guiño de guion a esta terrible opresión que sufren millones de mujeres en dicho país), en estos episodios la vemos pactar con la guerrera Asha Greyjoy de Trono de Hierro en uno de los diálogos más feministas de toda la serie.

Ambas acuerdan apoyarse para no tener que convertirse en moneda de cambio sexual de ningún hombre y poder gobernar y ser reinas sin permiso de los varones (y barones). Si la Madre de Dragones ha estado todas las temporadas empoderándose, no se puede decir menos de Asha, que además vive libremente su homosexualidad.

Daenerys Targaryen quemando vivos a los patriarcas dothrakis

Queen in the north?

Otra revelación de esta temporada ha sido Sansa Stark, que después de sufrir ella sola a los dos personajes más psicópatas de todo Westeros se ha hecho fuerte y pragmática, y ya no tiene dudas a la hora de enfrentarse a la violencia machista y hacer justicia contra sus agresores.

Todo el penúltimo episodio es un ZAS enorme a la prepotencia de Jon Snow, que se marca lo que en feminismo se viene conociendo como “mansplaining” de manual (man + explain: un hombre explica a una mujer cómo tienen que ser las cosas) no escuchando a Sansa sobre cómo ha de ser la batalla con Ramsey Bolton para, más tarde, terminar siendo salvado por la estrategia de Sansa.

Sansa explica a Jon Snow cómo es Ramsey Bolton
Jon Snow responde a Sansa con arrogancia y machismo

Y, aunque es cierto que acaba de ser coronado como Rey en el Norte su hermano, lo ha sido porque ella lo ha permitido y porque no parece que vaya a ceder a los chantajes sexuales de Meñique, ni de nadie más ahora que se ha librado de sus captores. (Nos queda la duda de si alguna vez se vengará de Meñique por haberla vendido… yo apuesto que sí.)

Otra Stark que ha aprendido mucho y debería estar entre los más temidos de todo Westeros es Arya, una niña que siempre tuvo las espadas entre sus intereses y que ha transformado todo su odio hacia quienes le han hecho daño en aprendizaje. La última escena con LeFrey nos ha mostrado todo su potencial de venganza y podemos apostar a que nos va a dar muchos momentos de tensión a partir de ahora.

Cersei, por fin Reina

Y no se puede hablar de Game of Thrones desde un enfoque feminista sin detenerse en Cersei, la Lannister que lleva toda su vida luchando por ser reina, lamentando la debilidad de todos los hombres que la rodean y que por el mero hecho de serlo están destinados a gobernar y teniendo que cumplir obligaciones de esposa con un hombre al que detestaba.

Tras ser humillada por el terrible extremismo religioso del Gorrión Supremo y sus seguidores, un fanatismo que ella misma alimentó y se le puso en contra (gran lección de Game of Thrones otra vez) , Cersei decide que no piensa someterse a un juicio indigno y, para sorpresa de todos los espectadores, dinamita el Gran Septo de Baelor con todos dentro, incluidos la mujer de su hijo, su hermano y el padre de ambos.

Esta venganza, de la que sería hipócrita decir que no hemos disfrutado, la paga también con la vida de su hijo Tommen, que no soporta el dolor y se suicida, pero Cersei ya estaba preparada para asumir lo que le había dictado la profecía de que perdería a sus hijos y, tras llevar el duelo con entereza, es nombrada Reina, un puesto que le ha costado un número infinito de muertes a sus espaldas.

Pero el reinado de Cersei no sabemos cuánto durará, pues hay una alianza que viene a por ella: la de la Madre de Dragones con las Casas Tyrell y Martell, en las que ya no quedan hombres, pero sí muchas mujeres con deseo de sangre y venganza.

Cersei es coronada reina
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