¡Qué título más estrafalario!, diréis quienes no hayáis visto esta última creación de CBS, el descubrimiento del verano, lo más fresquito que ha tenido mi pantalla en mucho tiempo: BrainDead, una sátira política de ciencia ficción que aúna la llegada e invasión de seres extraterrestres con una trama política de corruptelas y dinámicas de poder entre republicanos y demócratas.
A partir de aquí, ya sabes, estás bajo tu responsabilidad.
BrainDead, el escenario
BrainDead se ambienta en un supuesto cierre (bloqueo institucional) del gobierno de Estados Unidos tras no haber conseguido ponerse de acuerdo entre demócratas y republicanos para aprobar el presupuesto.
Mientras tanto, en un centro de investigación donde se analiza una roca de meteorito unos pequeños insectos comienzan a salir de ella y a esparcirse por toda la ciudad.
Los insectos se introducen en los seres humanos a través de los oídos, matan un hemisferio entero y vuelven a su huésped un extremista de las ideas que ya tuviese previamente: si era republicano, pasaría a ser fanático de Donald Trump y de la Asociación Nacional del Rifle, bandera confederada incluida. Si era demócrata, se convertiría en un defensor de las socialdemocracias del norte de Europa, que eso en Estados Unidos equivale a declararse marxista y admirador de la Revolución Rusa.
El humor
Como he dicho al principio, BrainDead es una serie que aporta una originalidad y una frescura inesperada. Si digo inesperada es porque leyendo la sinopsis parece una serie malísima, aunque algunos jugamos con ventaja, y es que, en cuanto vimos que era de los creadores de The Good Wife, supimos que sería de buenísima factura.
La aparición de actores como Zach Grenier (el codicioso y rastrero abogado de civil especializado en divorcios de The Good Wife) o Tony Shalhoub garantizaba, además, una dosis segura de excelente interpretación del sarcasmo.
La especie invasora, además, tiene bastante sorna, reproduciéndose en flores de cerezo (el árbol insignia de la patria estadounidense) y reproduciendo sin cesar una canción de los 80. Otro de los toques de humor es, sin duda, la presentación del “previously” en forma de canción, todos ellos realizados por el cantautor geek Jonathan Coulton.
Las convicciones políticas como infección
Una cuestión de la que peca esta serie, como ya lo hizo en su día The Good Wife, es la de introducir ideología de una forma un tanto sutil, que podría pasar desapercibida para telespectadores que no estén atentos.
Si ya en The Good Wife se normalizaba el nepotismo y se asumía la corrupción política como una forma de contradicción personal inocua e, incluso, graciosa, en BrainDead se inocula la idea de que las convicciones políticas pueden ser una infección. Y algunas pueden serlo, de hecho, las que conllevan la muerte y la miseria de otras personas, como lo que propone Donald Trump, pero otras, las que hablan del Estado social, los servicios públicos y una garantía de condiciones para toda la población, no.
Que se hable de las democracias del norte de Europa en términos tan despectivos no puede hacer otra cosa que encender mi detector de propaganda. Y es que, a pesar de toda la singularidad y la diversión que proporciona BrainDead, no hay que descuidarse ni un segundo: es propaganda política a favor de Hillary Clinton.
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