Las series de televisión nos descubren la vida de distintos personajes, sus relaciones y, cómo no, sus muertes. El cine, por supuesto, también, pero la familiaridad que llegamos a establecer con algunos de los protagonistas de las series hace que nos sintamos mucho más cercanos y, por lo tanto, sintamos de manera muy especial todo aquello que les ocurre.
En todas las series de televisión hay muertes, es un hecho. Pero hay algunas que por su verosimilitud, proximidad o simplemente por la forma en la que están contadas nos afectan más.
Para mí estas son las muertes que más me han impactado, me han hecho reflexionar y me han tenido, incluso, buscando en enciclopedias médicas cómo se producen y si hay alguna manera de evitarlas. Y no, no voy a hablar de Chanquete.
Ahogamiento secundario
El ahogamiento secundario es una forma de muerte horrible que suele suceder especialmente a los niños tras sufrir un episodio de ahogo o atragantamiento. Yo ni lo conocía hasta que lo vi en The Affair. Tuve que buscar su significado en páginas como esta y a día de hoy todavía sufro pesadillas con que les pueda ocurrir a mis sobrinos.
El ahogamiento secundario en The Affair es la causa de que Alison Bailey, madre de un niño de cuatro años fallecido tras superar un ahogo en la playa, esté tan perdida que establezca una relación amorosa con el pedante, inútil, cobarde, escritor de bazofia, perdón, personaje atormentado de Noah Solloway, para el que su vida con una mujer inteligente, que lo quiere y que le ha dado cuatro hijos no es suficiente.
Así que ya sabéis, si vosotros o vuestros hijos os atragantáis o padecéis un semi-ahogamiento, lo mejor que podéis hacer es no confiar en que todo ha pasado y permanecer atentos a la respiración, que no haya tos, falta de atención o cansancio.
Muertes por suicidio
El suicidio es un recurso ampliamente utilizado en las producciones audiovisuales y suele resultar muy chocante, aunque el exceso de uso nos haga permanecer más impasibles cuando lo vemos. Sin embargo, esto no es así en dos casos que voy a exponer.
El primero, 13 Reasons Why, nos deja desechos por tratarse de una adolescente que sufre acoso en su instituto y, a pesar de intentar una y otra vez salir del paso, solo consigue estar peor. Y nadie la ayuda. Nada que nos resulte extraño en estas épocas en las que desayunamos con suicidios, violaciones y agresiones brutales en centros escolares.
Es precisamente la verosimilitud lo que más nos afecta y duele, saber que este tipo de cosas suceden a diario a muchos niños y adolescentes en nuestro país y otros como Estados Unidos y no estamos haciendo lo suficiente para frenarlo.
La misma sensación de desolación y culpabilidad nos deja el suicidio de Wasicsko en Show me a hero, la serie sobre la corrupción local y el racismo en la ciudad de Yorkers que, además, está basada en hechos reales.
Ver chocar y caer a un personaje que se decide a hacer las cosas bien sin ser ningún héroe, que de eso va la trama, ver cómo la corrupción lo ahoga y finalmente termina con su carrera sin haber sido el causante de todo el embrollo nos lleva a pensar que no hay salida, que solo pueden ganar los villanos.
Muertes coronarias inesperadas
Un accidente coronario es algo que puede ocurrirnos a cualquiera, y más si tenemos antecedentes familiares, pero cuando vemos fallecer a personajes de ficción que nos caen muy bien y para los que esperábamos otro final siempre nos quedamos conmocionados.
El caso más reciente de protagonista fallecido por una causa así ha sido el de Jack Pearson, padre de la familia de This is Us, cuya muerte llevábamos esperando que ocurriese desde casi el primer episodio, pero aun así no ha dejado de ser triste y sorprendente.
Y es que, tras sobrevivir al incendio absoluto de su casa y lograr salvar a todos sus habitantes, Jack perece de manera imprevista en el hospital en lo que tanto él como Rebecca suponían un chequeo rutinario.
Mientras su querida esposa va a la máquina de vending, él sufre un infarto masivo que luego describen como “widowmaker” y aquí traducen como “de la viuda negra”. Pero al parecer, buscando en Google artículos sobre el tema, no es exactamente como lo definen en la serie, provocado por la excesiva inhalación de humo, sino por un bloqueo de la arteria izquierda, es decir, que nos podría pasar a cualquiera sin necesidad de que una olla de cocción lenta prendiese fuego a nuestra vivienda (¡HORROR VACUI!).
La angustia de Six Feet Under
Otro de estos casos de muertes emocionantes fue la de Nate, el hermano mayor de la familia Fisher de Six Feet Under (cuánto tiempo ha pasado, ¿verdad?), A dos metros bajo tierra en español.
Además, y aunque ya conocíamos su malformación arteriovenosa desde la primera temporada, igualmente se trató de una muerte inesperada, pues tras sufrir el primer derrame cerebral los médicos vieron grandes posibilidades de recuperación y nadie suponía que ese iba a ser su fin.
En este sentido Six Feet Under ha sido la serie que más nos ha recordado que “todos estamos esperando” (así se titula su último y emotivísimo episodio) y que a todos, esperemos que más tarde que temprano, nos tocará morir.
Y no puedo cerrar este post sin incluir en él los minutos finales de esta magnífica serie, con los que lloré como pocas veces me ha sucedido viendo ficción, y que me tuvieron unos cuantos días un tanto cabizbajo.
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