Seleccionar página

La comedia política de HBO Veep acaba de terminar su quinta temporada con más y mejor humor que nunca gracias a la capacidad de reinventarse y dar giros inesperados de guion, así como por la excelente interpretación de sus actores, en especial de Julia Louis-Dreyfus, su protagonista, y el cómico Matthew “Matt” Paul Walsh.

Veep y el principio de Peter

Podríamos afirmar que Veep se basa en el denominado “principio de incompetencia de Peter”, formulado por Laurence J. Peter, catedrático de Ciencias de la Educación de la Universidad del Sur de California, que señala que “en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia” como “la nata sube hasta cortarse”.

Alerta Spoiler

A partir de aquí, ya sabéis: SPOILERS.

Bajo esta premisa, la sátira, que comienza con su protagonista, la demócrata Selina Meyer, como una vicepresidenta de Estados Unidos incompetente y arribista en igual proporción, va evolucionando hasta que se convierte en presidenta de la nación más poderosa del planeta y de su negligencia depende la estabilidad mundial.

Personajes mezquinos

A lo largo de las anteriores temporadas habíamos visto a Selina Meyer menospreciar a su hija; reírse de su gabinete, una corte de aduladores bastante ineficaces y muy deshonestos, dispuestos a cualquier cosa con tal de seguir en el candelero; cometer meteduras de pata diplomáticas con un gran coste para el país y hacer todo tipo de tratos, perdiendo sus principios y dignidad, con el único objetivo de mantenerse en su puesto y medrar gracias a los problemas del presidente.

Selina Meyer dormida en el Congreso

Otra gracia que tiene Veep es que muchos de nuestros representantes políticos podrían ser Selina Meyer perfectamente, y no queremos dar nombres.

Pero esta quinta temporada, que comienza con un empate técnico inédito entre republicanos y demócratas, es una vuelta de tuerca a toda esa mezquindad y Selina alcanza cotas maravillosamente horribles de falta de escrúpulos y desprecio por los que la rodean, hasta el punto de instrumentalizar la muerte de su madre para conseguir votos en un estado.

Otro personaje que carece de cualquier tipo de dignidad es Gary, su asistente personal, el “hombre del bolso”, que hace el trabajo de cuidador personal, está enamorado de ella y se humilla constantemente para obtener su aprobación.

El gabinete de Selina Meyer

Aunque pueda parecer que se llevan bien, el gabinete de Selina Meyer es un nido de víboras dispuestas a matarse entre sí. ¿Os suena de algo?

Selina Meyer, terrible familiar

La hija, Catherine, que descubre su homosexualidad con una agente del servicio secreto, pasa por muchísimas vicisitudes también por conseguir alguna pequeña muestra de cariño por parte de su madre, pero lo único que logra son desplantes, feos, que se ría de ella y que la utilice para sus fines políticos.

Esta temporada Catherine tiene un papel más relevante gracias a la grabación de su documental sobre la elección de su madre, y lo que parece una trama secundaria durante todos los episodios, en el penúltimo se revela como una obra maestra del guion al ser una propia película dentro de la serie, con planos y tramas que habían quedado sin narrar en anteriores episodios.

Los buenos nunca ganan

El único personaje con un poco de ética es Mike McLintock, su jefe de prensa, un periodista que intenta no mentir a sus compañeros de profesión cada vez que sale a dar una rueda, pero que siempre termina embaucado en las corrupciones y tejemanejes del resto. McLintock, además, sufre más que nadie las políticas de Selina, como cuando está esperando para adoptar una niña china y ella, para cubrirse por unos tuits que había enviado a su novio y que habían levantado una gran polémica, culpa a hackers del gobierno chino y provoca una crisis diplomática de máxima gravedad.

Porque otra moraleja que tiene Veep es que la honestidad y las buenas intenciones nunca triunfan en política, y que aquellas personas que intentan realizar un buen trabajo reciben mofas, desprestigio y degradación laboral, mientras los egoístas y negligentes llegan a los puestos más altos, como es el caso de Jonah Ryan, un machista faltón con las mujeres y muy incompetente al que convierten en congresista por New Hampshire solo para que dé su voto a Selina en el Congreso.

Con todas estas tramas que han ocurrido, hay que reconocer que la última temporada de momento está siendo la mejor, y todo ello a pesar de que su creador, Armando Ianucci, director de la desternillante sátira política In the Loop (película a la que dedicaré un post entero más adelante), decidió abandonar la serie al final de la cuarta por motivos personales.

No sabemos si volverá para la sexta, pero yo me alegro mucho de que ya esté anunciada, y espero que la calidad siga in crescendo, como hasta ahora.

Share This

Share This

Share this post with your friends!